26/11/2019

Hace tiempo no despertaba
para encontrarme con el frío de la mañana
el silencio del vacío,
excepto por la máquina haciendo café.

Levantándose de a capas
como sacos que te quitas
uno por uno.
Y no arrancados sin placer.

En la soledad se oyen as hojas
agitadas por el viento
el burbujeante sonido que sale de la pecera,
el café que ya terminó.

El sol es más gentil
es el que brilla temprano
cuando al incierto día
le queda aún mucho por recorrer.

Y si la tímida mañana
nos enseña a tener fe
ignoremos el vacío de este día
y busquemos lugares con los que llenarlo.

Y si no es suficiente,
si jamás será suficiente,
no hay nada más que podamos hacer,
que intentarlo.

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